martes, 16 de marzo de 2010

La Puerta de Felipe IV

La Puerta de Felipe IV es uno de los accesos más emblemáticos del Parque del Retiro. Su magnífica factura barroca y su espléndido entorno, con el Parterre como telón de fondo y el Casón del Buen Retiro enmarcando su frente, la destacan como una de las entradas más hermosas, por no decir la que más, de estos jardines históricos.



Un poco de historia

Construida en 1680, se trata de la puerta monumental más antigua de todas las que se conservan en Madrid. Fue diseñada por el arquitecto Melchor de Bueras, con una doble misión: por un lado, conmemorar la entrada en la Corte de la reina María Luisa de Orleáns, la primera esposa de Carlos II, y, por otro, servir de cierre al Real Sitio del Buen Retiro.

Estuvo emplazada en un principio en las inmediaciones del Monasterio de los Jerónimos, cerca de lo que hoy es la Plaza de Cánovas del Castillo, hasta donde llegaban los límites del desaparecido recinto palaciego. Y en esta ubicación se mantuvo hasta mediados del siglo XIX, cuando tuvo lugar el primero de sus dos traslados.

Éste se produjo durante el reinado de Isabel II (r. 1833-1868), en el contexto de los procesos de segregación y urbanización de los terrenos más occidentales del Buen Retiro, que dieron origen al actual Barrio de los Jerónimos. Como consecuencia de esta operación urbanística, el Real Sitio se desprendió del espacio comprendido entre la Calle de Alfonso XII y el Paseo del Prado, zona donde precisamente se encontraba la puerta.

Sorprendentemente, no se tomó la decisión de derribarla, como tantas veces ha ocurrido en la historia de esta ciudad, sino que fue llevada al Palacio de San Juan, un edificio que estuvo situado en el solar que hoy ocupa el Palacio de Comunicaciones. Con todo, existen otras versiones que sostienen que su destino fue la Casa de Campo.


La Puerta de Felipe IV en 1846, en su enclave original. Puede apreciarse a la derecha la desaparecida escultura de la diosa Fortuna, instalada en 1690.

El segundo y definitivo traslado se produjo en 1922. Siguiendo una iniciativa del Ayuntamiento de Madrid, la puerta fue devuelta a los Jardines del Buen Retiro, convirtiéndose nuevamente en una de sus entradas, tal y como Melchor de Bueras la había concebido.

Los trabajos de adaptación al cerramiento del parque fueron asumidos por Luis Bellido. El arquitecto no se limitó a un mero traslado, sino que amplió su planta, con el fin de que el conjunto adquiriera un aire todavía más monumental, acorde con la solemnidad de su nuevo enclave, entre el Parterre y el Casón del Buen Retiro.


La puerta, en su ubicación actual, en una fotografía tomada entre 1922 y 1936.

La confusión de su nombre

A pesar de su topónimo oficial, la puerta nada tiene que ver con Felipe IV. El único nexo existente con el monarca es la Calle de Felipe IV, de la que toma prestado su nombre por una cuestión de proximidad geográfica. Esta vía, que comunica la Plaza de Cánovas del Castillo con el Casón del Buen Retiro, fue trazada en el siglo XIX formando eje con el primitivo emplazamiento del monumento.


Lado occidental de la puerta, desde la Calle de Alfonso XII.

La puerta también es conocida como de Mariana de Neoburgo, la segunda esposa de Carlos II, aunque en realidad fue erigida en honor de María Luisa de Orleáns, su primera mujer. Ello es debido al doble aprovechamiento que se hizo del monumento, que, tras el fallecimiento de ésta, volvió a ser utilizado como entrada triunfal, en esta ocasión para celebrar la llegada a Madrid de la reina Mariana, en 1690.

Con tal motivo, fueron instalados en su frontal diferentes grupos escultóricos, entre ellos una diosa Fortuna, que ha desaparecido, así como una lápida alusiva a Mariana de Neoburgo y a la fecha en que ésta hizo su entrada en la Corte. De ahí la confusión existente sobre el año de construcción, que realmente fue 1680 y no 1690, como reza en la citada placa.

Los equívocos no terminan ahí, pues existen otras denominaciones. Se la llama igualmente Puerta del Ángel, aunque no hay, ni hubo nunca, ninguna figura de este tipo entre los motivos escultóricos. Es probable que este nombre provenga de la estatua de la diosa Fortuna que adornaba antiguamente la puerta, que se identificaba erróneamente con un ángel.

El cuarto y último topónimo es el de Puerta del Parterre, dada la proximidad de este recinto, uno de los espacios más singulares del Parque del Retiro.

Descripción

La Puerta de Felipe IV tiene una longitud total de 25 metros, a lo largo de los cuales se disponen tres vanos. El ubicado en el centro es el de mayor valor histórico-artístico, pues se trata de la pieza barroca diseñada por Melchor de Bueras. Los otros dos se sitúan en los extremos, en posición oblicua, y son fruto de la intervención arquitectónica de Luis Bellido, realizada en el primer tercio del siglo XX.

Todos ellos quedan unidos mediante una verja de hierro forjado, que se sostiene sobre varias pilastras de piedra, según el proyecto de Bellido. La fábrica empleada es sillería de granito, presente en las partes estructurales, y caliza blanca, reservada para los adornos.

Volviendo a la entrada central, es, sin duda, el elemento más destacado, no sólo porque posee la máxima altura de todo el monumento, 9,5 metros, sino también por su bellísima traza barroca.

Construida en una etapa evolucionada de este estilo, muestra una profusa decoración, con la que anticipa las corrientes churiguerrescas que triunfaron posteriormente, en el primer tercio del siglo XVIII. Así se pone de manifiesto en el tratamiento de las superficies, con entrantes y resaltes que se suceden, y el juego de formas rectas y curvas.

Pueden distinguirse dos cuerpos en este vano principal. El inferior, el que permite el acceso, está formado por un dintel, rodeado por molduras quebradas, con la línea recta como gran protagonista. El superior consiste en un arco de medio punto, cuya luz ha sido aprovechada para instalar diferentes motivos ornamentales, en los que dominan claramente las curvas.

En esta parte se alojan dos escudos, el de España en el lado occidental (mirando hacia el Casón del Buen Retiro) y el de Madrid en el oriental (hacia el Parterre), a los que acompañan adornos curvilíneos y florales. Éstos vuelven a repetirse en la coronación del arco, que también se remata con tres pináculos, a modo de jarrones.

Sobre el dintel que conforma el cuerpo inferior, aparece una cartela ovalada, en la que se recoge la siguiente leyenda: "EGRE DEHE MARIA ANA TUISOI ACONCOR CUIUTARCU ET COLOSOS QUOTNUME GENIA ERIGISELOGIA AVE ET FAVE 1690".


Lado oriental de la puerta, desde el Parterre, con el Casón del Buen Retiro al fondo.

4 comentarios:

  1. No conocia la anecdota del nombre, que curioso

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  2. Cuántas vicisitudes las de esta bella Puerta, como bien dices, se salvó de milagro, y ahora podemos disfrutarla. Enhorabuena por el artículo,Jesús, me ha gustado mucho conocer tantos detalles de su historia.Como a tí, me encantan los puentes y las puertas, será porque te llevan a descubrir cosas :-)
    saludos
    Mercedes

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  3. Gracias Dani y Mercedes. Feliz puentes de San José! Un abrazo, Jesús

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  4. La leyebda sobre la cartela ovalada supongo que está escrita en latín pero a mi me parece rumano

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