lunes, 2 de agosto de 2010

La casa de Calderón de la Barca

Visitamos el número 61 de la Calle Mayor, donde se encuentra la casa en la que residió Pedro Calderón de la Barca (1600-1681), un madrileño universal, cuya producción teatral significa la culminación del modelo barroco desarrollado previamente por Lope de Vega (1562-1635).



El gran dramaturgo se instaló definitivamente en Madrid en 1663, coincidiendo con su designación como capellán de honor del rey Felipe IV (r. 1621-1665).

Con este nombramiento, el monarca quiso reconocerle la enorme calidad de sus obras teatrales, muchas de ellas escenificadas bien en el Salón Dorado del Real Alcázar, bien en el Coliseo del Palacio del Buen Retiro, por encargo directo de la Casa Real.

Acorde con su rango y prestigio, Calderón se estableció en la Calle Mayor, la vía principal de la villa en aquel entonces, que, en el tramo donde estuvo situada su casa, era conocida como Calle de las Platerías, por el elevado número de establecimientos de este tipo existentes en la zona. Allí vivió durante dieciocho años, hasta el día de su muerte, el 25 de mayo de 1681.

Su vivienda era conocida como "la casa estrecha", debido a sus reducidas dimensiones, con una fachada de apenas 4 metros y 36 centímetros de ancho, que solamente daban para albergar una única ventana en las plantas superiores.

Aunque estas medidas pueden resultar insólitas, eran muy frecuentes en el Madrid del Siglo de Oro. Tras su proclamación como capital de España en 1561, la ciudad incrementó considerablemente su población, lo que, unido a la existencia de diferentes cercas que impedían el crecimiento urbano, favoreció la especulación inmobiliaria, ante la escasez del terreno.

Sin ir más lejos, en el número 57 de la propia Calle Mayor, a escasos pasos de la casa de Calderón de la Barca, existe otro inmueble de estas características, con una anchura de solamente 3,68 metros. Su solar es heredero del modelo constructivo imperante en aquellos tiempos, caracterizado por "el todo vale".

La casa que ha llegado hasta nuestros días no es exactamente la original donde habitó Calderón. Su aspecto actual es fruto de las intervenciones arquitectónicas realizadas en el siglo XIX, en las que fueron añadidos dos pisos, hasta los cuatro actuales. Todo ello alteró sustancial y fatalmente la fisonomía que el inmueble tuvo en la segunda mitad del siglo XVII.

El 28 de octubre de 1859 fue inaugurada una lápida conmemorativa de mármol blanco, ubicada en el muro exterior de la primera planta, en la que reza esta sencilla leyenda: "Aquí vivió y murió Don Pedro Calderón de la Barca".

La placa fue colocada a iniciativa de Mesonero Romanos (1803-1882), que, según dicen, meses antes logró evitar la demolición del inmueble, enfrentándose, bastón en mano, a los albañiles encargados del derribo.

A pesar de sus esfuerzos, el insigne escritor madrileño no consiguió impedir las profundas transformaciones que finalmente se llevaron a cabo, tal y como se acaba de comentar.

1 comentario:

  1. Vivió estrechito el tio y además muy cerca de la farmacia de la Reina Madre.
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    gracias y un saludo

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