lunes, 1 de octubre de 2012

El Viaducto del Aire

Puede parecer increíble que una estructura de casi veinte metros de alto se encuentre enterrada, pero es así, el subsuelo madrileño da para eso y para mucho más. En las mismas puertas del Palacio de la Moncloa, bajo la superficie, yace escondido un imponente puente, que irónicamente lleva por nombre Viaducto del Aire.



El Viaducto del Aire fue construido en el año 1935 por el insigne ingeniero madrileño Eduardo Torroja (1899-1961), a quien la ciudad debe instalaciones tan notables como el Hipódromo de la Zarzuela o el desaparecido Frontón Recoletos.

El proyecto se forjó en 1932, en el contexto de las obras de la Ciudad Universitaria, cuando se decidió reformar el trazado del viejo tranvía que pasaba por la zona, al cruzarse varias veces con la Avenida Principal de la Ciudad Universitaria, llamada en aquel momento de la República y actualmente Carretera de La Coruña.

Fruto de esta remodelación fue la bifurcación de la línea del tranvía, con un ramal hacia el campus y otro hacia los jardines del Palacio de la Moncloa -que, por entonces, estaban abiertos al público-, atravesando el Arroyo de Cantarranas.


Estación del Estadio.

Torroja recibió el encargo de realizar la estación de bifurcación, conocida como del Estadio o Stadium (1933), que hoy día se utiliza como almacén de jardinería, además del viaducto que ocupa nuestra atención, con el que se iba a salvar el citado cauce.

Éste fue levantado en "uno de los valles más hermosos de la ciudad", según las propias palabras del autor, en referencia a los barrancos por los que discurría el arroyo. Y empleamos el pretérito con toda la intención, ya que estas pendientes empezaron a ser rellenadas en los primeros años setenta del siglo XX.



El proceso de explanación culminó con la llegada de la democracia. Con el Palacio de la Moncloa convertido en la sede de la Presidencia del Gobierno, se procedió a la ampliación de su recinto, de tal suerte que el Viaducto del Aire quedó dentro de su perímetro, pero, eso sí, completamente soterrado.

Matizamos. No fue enterrado del todo. El tablero pudo salvarse y hoy forma parte de los sistemas de seguridad del Complejo de la Moncloa, a modo de vial o valla protectora.


Localización del tablero en Google Maps.

El Viaducto del Aire responde a una solución clásica de viaducto de amplia luz, muy apropiada para el perfil del terreno que debía salvar. Se apoya en dos arcos gemelos de 36 metros de luz y 18 metros de altura (para hacernos una idea, el Viaducto de la Calle de Segovia salva un desnivel de 23 metros, en su punto máximo).

Está hecho en hormigón armado y su tablero, concebido únicamente para el tránsito de tranvías, tiene una anchura aproximada de cuatro metros.



No muy lejos de su emplazamiento, se alza otra obra de Eduardo Torroja. Se trata del Viaducto de los Quince Ojos (1929-33), por encima del cual pasa la Carretera de La Coruña, otra edificación maltratada, no sólo porque trece de sus ojos han sido cegados para ser usados como almacenes, sino también porque buena parte de su estructura ha sido enterrada.


Otra vista, con el Viaducto de los Quince Ojos al fondo.

21 comentarios:

  1. Hola Jesus. Me has dejado de piedra. No sabia nada de ninguno de los dos puentes-viaductos.
    Que decisiones mas raras se toman en esta ciudad, como se les ocurra rellenar la calle Segovia....
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola José:
      Resulta sorprendente que algo así se encuentre enterrado. Es muy buena tu comparación: es como si hubiesen rellenado el Viaducto de la Calle de Segovia.

      Gracias y un abrazo, Jesús

      Eliminar
  2. Hola Jesús,
    Menudo relleno!!! Que cosa más curiosa.
    En una época que trabajé en la Corona de espinas veía cómo se construía, hacia abajo, en esa zona algo muy profundo: el bunker de la Moncloa.
    Felicidades por el artículo.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Antonio:
      Siempre sorprendiéndonos. Lo de trabajar en la Corona de Espinas es todo un lujo, siempre me ha llamado la atención ese edificio. Y lo de ver construir el búnker de la Moncloa, es como de la Gestapo, jeje.

      Un abrazo, Jesús

      Eliminar
    2. Profundo... ¿o simplemente era barato quitar ahi todo el relleno?

      Eliminar
  3. Buenísimo reportaje, Jesús. Me encantan tus estudios. ¡Gracias por compartirlos! :)

    Un abrazo
    Mayrit

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias a ti Mayrit. Es un lujo que te pases por aquí. Un abrazo, Jesús

      Eliminar
  4. Buenas noches, está muy bien que se reivindique la existencia de esta obra, ya que una tarea del futuro sería recuperarla.

    Me gustaría aportar desde mi campo profesional una corrección al texto. El tablero del puente se apoya sobre dos arcos (no son bóvedas).

    Por otra parte el maltrato al de los quince ojos no es sólo que se use de almacén, sino que fue igualmente enterrado, permaneciendo más de 2/3as partes sumergidas.

    Aprovecho para reivindicar también la recuperación de la estación del Estadio, que desde la escuela de arquitectura de Madrid ya se ha tratado con imágenes en 3D, desde el grupo de Documentación y Dibujo de Arquitectura y Ciudad.

    Un abrazo

    www.mcyp.es

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Abe:
      Muchas gracias por tu comentario. Nos sumamos a esas reivindicaciones que apuntas y tomamos nota de las correcciones que nos dices, que te agradecemos especialmente.

      Un abrazo, Jesús

      Eliminar
  5. Hola Jesús,
    Si no conociera la seriedad de tus artículos, pensaría que me estabas tomando el pelo.
    ¡Qué alucine! No tenía ni idea de la ídem peregrina. Y pensar que por las fechas de soterramiento andaba yo por la Escuela de Arquitectura. Si llego a ser consciente, salgo de clase y me encadeno a un pilar.
    Me das unos disgustos...
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Manuel:
      Con soterramientos como éste, nuestra buena amiga Mercedes va a tener mucho trabajo como gran experta del subsuelo madrileño.

      Yo tampoco debía andar muy lejos cuando se soterró el viaducto, justo en la Facultad de Ciencias de la Información, que precisamente se levantó sobre el arroyo Cantarranas, lo que provocó algunas inundaciones sus primeros años de funcionamiento.

      Un abrazo y muchas gracias, Jesús

      Eliminar
  6. Qué curioso, Jesús, yo solo conocía el viaducto de la fuente de las damas, al pie de la Dehesa, también de Torroja. Muy interesante.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Carlos:
      Sí, es verdad, no me acordaba. El puente y, al mismo tiempo, estación de la Fuente de las Damas es otra de las obras maltratadas de Torroja, aunque creo que el maltrato fue generalizado a toda la Ciudad Universitaria.

      Gracias y un abrazo, Jesús

      Eliminar
  7. Hola Jesús, has hecho un reportaje buenísimo (bueno, como siempre), me ha encantado. Es una historia de lo más curiosa que merece ser conocida.
    Hace mucho que quiero ir a hacer alguna foto a los arcos supervivientes del puente de los Quince Ojos...
    Gracias y enhorabuena!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Mercedes.
      Es una historia increíble. Cuando pensé en hacer el artículo, me acordaba de ti, como la gran experta en temas subterráneos. Aunque, en este caso, no es algo exactamente subterráneo, sino rellenado. De todos modos, es sorprendente.

      Un abrazo, Jesús

      Eliminar
  8. ¡menudo descubrimiento para los arqueólogos del futuro!,gracias por tú trabajo,como siempre me ha encantado.
    Un saludo de G.M.P.

    ResponderEliminar
  9. Hola G.M.P.. Gracias, siempre tan atento. Me gusta esa metáfora de los arqueólogos del futuro. Esperemos que, cuando lo desentierren, el puente salga más o menos intacto.

    Un abrazo, Jesús

    ResponderEliminar
  10. que alucinante que todo fuese soterrado !!!! que cosas , de nuevo tu relatos me dejan boquiabierto !!

    ResponderEliminar
  11. Hola Slu:
    Muchas gracias. ¿Verdad? Es que parece increíble que algo así pueda estar enterrado. Un abrazo, Jesús

    ResponderEliminar
  12. Muy interesante, J.J. Desconocía por completo la existencia del viaducto. Somos unos bárbaros y unos irrespetuosos con nuestro patrimonio arquitectónico y así nos va.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  13. Muchas gracias. Realmente somos unos bárbaros, esa es la palabra. Un abrazo, Jesús

    ResponderEliminar