martes, 25 de diciembre de 2012

Madrid en las películas navideñas

El cine español tiene en su haber un puñado de películas navideñas realmente memorables, muchas de las cuales están ambientadas en Madrid. Como muestra, hemos seleccionado cinco títulos de épocas diferentes, con la capital convertida en el telón de fondo de una Navidad que cambia de color en función de cada historia.

'Felices Pascuas' (1954)

La película narra la historia de Juan (Bernard Lajarrige) y Pilar (Julia Martínez), un matrimonio sin muchos recursos, a los que, en vísperas de la Navidad, les toca un cordero en una rifa. Sus intenciones de prepararlo para la cena de Nochebuena se ven frustradas cuando descubren que se ha convertido en la mascota de sus hijos.



Juan Antonio Bardem nos presenta en este filme un Madrid suburbial y mísero, en el que son reconocibles las líneas férreas que bordeaban el sur de la ciudad, antes de su soterramiento dentro de la Operación Pasillo Verde.



'La gran familia' (1962)

Esta cinta, dirigida por Fernando Palacios en 1962, contiene la escena navideña más famosa del cine español: la desaparición de Chencho, el benjamín de la familia, cuando, acompañado de su abuelo (José Isbert) y de algunos de sus hermanos (Pedro María Sánchez, Maribel Martín...), recorrían el mercado de la Plaza Mayor. 



Como curiosidad, cabe decir que el pequeño Chencho (a quien vemos abajo, de espaldas) fue interpretado por Alfredo Garrido, hermano de Gerardo Garrido, que años más tarde daría vida al personaje de Quique, en la serie televisiva Verano azul.


¿Quién no recuerda al genial José Isbert llamar de forma angustiosa a su nieto? Son imágenes y palabras que forman parte de nuestra memoria colectiva. Incluso a día de hoy, pronunciar la frase ¿Dónde estás, Chencho? se ha convertido en una broma recurrente por parte de quienes visitan el mercado navideño de la Plaza Mayor.



'Un millón en la basura' (1967)

En plenas Navidades, Pepe (José Luis López Vázquez), un humilde barrendero de Madrid, se encuentra un millón de pesetas en un cubo de basura, mientras trabaja en el turno de noche.


Lo que parecía que iba a ser la solución a sus problemas económicos, empezando por las compras navideñas, se convierte en un cúmulo de preocupaciones cuando su mujer (Julia Gutiérrez Caba) le insta a localizar al dueño del dinero, para devolvérselo.



Estamos ante una de las obras más relevantes de José María Forqué, quien se mostró muy generoso retratando las calles madrileñas, caso de Alfonso XII y de Alcalá, según puede apreciarse en las imágenes adjuntas.

'El día de la bestia' (1995)

Dirigida por Álex de la Iglesia, El día de la bestia es, sin duda, la película navideña más peculiar del cine español. Casi podríamos calificarla de antinavideña, al tener como eje central el nacimiento del Anticristo, según las revelaciones de un sacerdote (Álex Ángulo), quien arrastrará en su búsqueda a Ennio (Armando de Razza) y a José María (Santiago Segura). Madrid y, más en concreto, la Puerta de Europa será el lugar elegido por el Maligno para su venida.



'Tiovivo c. 1950' (2004)

Terminamos con esta cinta de José Luis Garci, ambientada en el Madrid de los años cincuenta, una ciudad acartonada que, pese a la llegada de la Navidad, no consigue despegarse del tono gris y apagado de la posguerra.


La película no tiene argumento, sino que va saltando de un personaje a otro, desde un reventa de entradas (Fernando Guillén Cuervo) hasta una anciana indigente (Aurora Bautista), pasando por un mecánico (Alfredo Landa) y una taquillera de una estación de metro (Elsa Pataky).

Véase también

- La Gran Vía en el cine

viernes, 21 de diciembre de 2012

Feliz Navidad 2012

Nuestra felicitación navideña viene de la mano de Antón de Madrid, un pintor y dorador tardomedieval, al que presumimos un origen madrileño, tal y como se desprende de su apellido. Sin embargo, su carrera se desarrolló fuera de nuestra ciudad, principalmente en la Baja Extremadura, donde trabajó al servicio de la Orden de Santiago, desde su cuartel general en Zafra.

Vivió a caballo entre los siglos XV y XVI, en un momento en el que se estaban abriendo paso las corrientes renacentistas en España. Pese a ello, su estilo responde a patrones marcadamente góticos, como puede comprobarse en su obra maestra: el retablo de la Iglesia del Divino Salvador, en Calzadilla de los Barros (Badajoz).



De este impresionante retablo extraemos la tabla titulada Adoración del Niño, que ha servido para ilustrar los décimos de la Lotería de Navidad de este año. Esperemos que sea una señal para que la suerte se acuerde de nosotros y, si no es en forma de premio gordo, que lo sea con los grandes clásicos de las fiestas navideñas: amor, paz, prosperidad y salud.

Vaya por vosotros, que habéis hecho posible este humilde proyecto que llamamos Pasión por Madrid.

Véase también

- Feliz Navidad 2011
- Feliz Navidad 2010

lunes, 17 de diciembre de 2012

Moda española en el Museo Cerralbo

Visitar estos días el Museo Cerralbo tiene doble incentivo. A su magnífica colección de pintura, escultura, objetos arqueológicos y artes decorativas se le añade la exposición La moda es sueño, planteada como un homenaje a los grandes diseñadores españoles.



Este increíble recinto surgió en el año 1883, como la residencia de Enrique de Aguilera y Gamboa (1845-1922), decimoséptimo Marqués de Cerralbo. En línea con las modas aristocráticas del momento, su propietario ideó un palacio-museo donde albergar las piezas de arte y antigüedades que fue acumulando a lo largo de su vida.

A su muerte, el marqués donó el inmueble al Estado Español, con el fin de que sus colecciones fuesen conservadas y perdurasen “siempre reunidas y sirvan para el estudio de los aficionados a la ciencia y al arte". En 1924 fue constituido el museo como tal, a partir de una real orden.



El edificio ocupa un solar de más de 1700 metros cuadrados, con fachadas a tres calles, en pleno Barrio de Argüelles. Fue proyectado por el arquitecto Alejandro Sureda, al que se sumaron, en diferentes fases, Luis Cabello y Asó y Luis Cabello Lapiedra.



Su exterior de aire clasicista contrasta con las treinta y siete estancias del interior, dominadas por una densa decoración neobarroca y neorrococó, donde las colecciones se suceden de forma abigarrada, siguiendo los principios del horror vacui (miedo al vacío).

Dentro de este marco, aparentemente chocante para una exposición como la que nos ocupa, se exhiben setenta diseños de moda correspondientes a los últimos veinticinco años, aunque también hay creaciones anteriores, firmadas por maestros de la talla de Balenciaga, Paco Rabanne o Pertegaz.



El atractivo de esta muestra no sólo reside en los modelos en sí, sino también en su acertada ubicación, ya que se ha intentado crear una armonía entre las prendas y las obras que integran la colección del marqués.

Ya sea por su funcionalidad, por su forma, por su textura o por los materiales con los que están hechos, los objetos del museo dialogan con los vestidos, creando una atmósfera mágica o, parafraseando el título de la exposición, de ensueño.



Mención especial merece el Salón de Baile, ya de por sí espectacular, donde se han reunido diecisiete maniquíes, ataviados con trajes de gala, que parecen rememorar las fastuosas fiestas que se organizaban en el palacio.



Entre los diseñadores representados se encuentran, además de los ya citados, Manolo Blahnik, Jesús del Pozo, Manuel Piña, Francis Montesinos, Adolfo Domínguez, Sybilla, Ágatha Ruiz de la Prada, Roberto Verino, Ángel Schlesser, Lydia Delgado, Amaya Arzuaga, Duyos, Ana Locking, Juanjo Oliva, Miguel Palacio, Carmen Mach, Ailanto o José Castro, por destacar sólo a algunos.



La exposición La moda es sueño permanecerá abierta al público hasta el 13 de enero de 2013. El Museo Cerralbo se encuentra en la Calle de Ventura Rodríguez, número 17.

lunes, 10 de diciembre de 2012

La iglesia gótico-mudéjar de Humanejos

Genaro Pérez Villaamil (1807-1854) está considerado como el principal pintor paisajista del romanticismo español. Además de innumerables cuadros, hizo las ilustraciones del libro España artística y monumental, todo un clásico de la literatura de viajes, que se publicó por fascículos entre 1842 y 1850.



Gracias a esta obra, descubrimos la existencia de una iglesia gótico-mudéjar, lamentablemente perdida, en las cercanías de Parla. Estuvo en Humanejos (o Umanexos, según otras grafías), una aldea del antiguo Concejo de Villa y Tierra de Madrid, cuyo origen se remonta probablemente al siglo XI o XII, cuando los cristianos repoblaron la actual provincia madrileña.

A mediados del siglo XIV, este pequeño núcleo de población estuvo a punto de desparecer como consecuencia de la peste negra. Durante el reinado de los Reyes Católicos, vecinos llegados de Parla, Pinto y Torrejón de la Calzada lograron revitalizarlo.

Sin embargo, el lugar no consiguió mantenerse mucho tiempo más. Un documento de 1651 refleja que, entonces, solamente tenía tres habitantes y otro de 1701 da cuenta de su total despoblación.

A pesar de su irrelevancia demográfica, Humanejos se había dotado con una impresionante iglesia, a juzgar por la litografía de Villaamil, en la que se nos muestra un templo incompleto, únicamente con su cabecera y el tramo presbiterial.

La proporción de los personajes retratados en el dibujo permite afirmar que se trataba de un edificio de grandes proporciones. Pero lo que más llama la atención es la notable calidad artística de la traza, con una sucesión de arcos polibulados, ventanas góticas y arcos apuntados de herradura rodeando el ábside y un espléndido arco triunfal, con dovelaje bicolor, al gusto califal, en el presbiterio.



Por su situación a unos cuatrocientos metros del antiguo Camino de Toledo, la iglesia se convirtió en un punto de encuentro de los múltiples viajeros que pasaban por esta ruta. Esto aceleró su deterioro, aunque también cabe imaginar que fuese objeto de un intenso expolio, sobre todo a raíz de la difusión de la lámina de Villaamil en los años cuarenta del siglo XIX.

En el siglo XX sólo quedaban en pie unos cuantos muros, que desaparecieron totalmente cuando, en la década de los ochenta, se levantó la actual Autovía de Toledo (A-42).

Se desconoce en qué momento la iglesia pudo ser erigida, si bien, por su estilo y tipología, cabe entender que fue en los siglos XIV o XV. Ésta es la hipótesis que defiende José Antonio Mateos, historiador y Cronista Oficial de Parla, en cuyo término municipal se encuentra el despoblado de Humanejos.

También es posible que fuera construida sobre un templo anterior, como sostienen algunos autores, al considerar que su advocación, los Santos Justo y Pastor, fue muy recurrente al sur de la actual Comunidad de Madrid durante la Reconquista.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Madrid según los viajeros de los siglos XV y XVI

Madrid se convierte en un tema recurrente en la literatura de viajes a partir del siglo XVII, cuando la capitalidad es ya una realidad incuestionable y la villa se consolida como una de las grandes urbes del reino.

Pero incluso antes, Madrid llamó la atención de los viajeros. La primera referencia la encontramos en 1494 y se debe al cartógrafo alemán Hieronymus Münzer, quien, en su viaje por España, se detuvo en nuestra ciudad, describiéndola en estos términos: "es tan grande como Biberach. Sus arrabales son muy extensos; tiene muchas fuentes, víveres baratos y dos morerías habitadas por numerosos sarracenos."



En 1539, cuando aún faltaban veintidós años para su proclamación como capital, el historiador italiano Lucio Marieno Sículo dijo que Madrid es "de grande y digna memoria, asentada en muy buena región y bajo cielo muy claro, y no solamente es grande y populosa, sino también noble y de muchos caballeros que en ella tienen sus casas y heredades muy ricas."

"Ha sido esta villa muchas veces aposento y morada de los reyes de Castilla por las muchas y buenas cosas que en ella hay para aposentar caballeros y gente principal. Corren por ella aires muy delgados, por los cuales siempre vi gente muy sana. A este lugar viniendo el emperador don Carlos fue librado de la cuartana que le había fatigado mucho tiempo".

"Este lugar, aunque es villa, tiene y representa todas las partes de la ciudad. Dentro de la cual hay por número veinte iglesias, y más otras que están fuera de los muros. En el cerco de esta villa contamos ciento y veinte torres".

Saltamos a 1561, cuando Gaspar Barreiros publicó Chorographia, un libro en el que éste relata su viaje desde Badajoz hasta Milán, con Toledo y Madrid como destinos intermedios. Aunque estamos en el año de la capitalidad, la visita del cronista portugués a nuestra ciudad fue anterior a ese decisivo hecho.

"Madrid es uno de los mejores lugares de Castilla. Está situado en una buena comarca bien abastecida: abunda el pan, el vino, el aceite, la caza, las frutas y animales domésticos por sus buenos aires. La Corte fija aquí muchas veces su residencia."

"Tiene murallas de paredes de barro con muchas torres. Algunos dicen que son ciento y treinta. Tiene Madrid muchas iglesias y monasterios. Entre ellos uno de frailes llamado Santo Domingo el Real, que este bienaventurado santo edificó y en el que viven más de cien monjas."



En 1584, transcurridas dos décadas del establecimiento de la Corte, el escritor holandés Enrique Cock se refirió a la nueva capital de una forma bastante despectiva, poniendo el acento en los problemas de insalubridad:

"En verano, cuando sopla en remolinos el viento, la atmósfera se llena de polvo procedente de la basura, y lo lanza sobre el rostro de los viandantes. Mas si de mañana se atreve uno a cruzar las calles, no es precisamente olor a incienso lo que le llega a las narices, sino a inmundicias y a desechos domésticos."

En 1594, Camilo Borghese, nuncio del Papa Clemente VIII, dio una de cal y otra de arena al referirse a la villa. "Es bastante grande y está muy poblada. Las calles son largas y serían bellas si no fuese por el fango y la inmundicia que las invaden. Está situada entre colinas y, en algunos lugares, tiene cuestas."

Aunque, analizándolo bien, fueron más las arenas que las cales. "Las casas son míseras y feas. Casi todas están construidas con tierra y, entre otras imperfecciones, carecen de letrinas; por lo que todos hacen sus necesidades en el orinal cuyo contenido arrojan a la calle, cosa que produce un hedor insoportable."

Y terminamos con Diego Cuelbis, un viajero alemán que recorrió España en 1599, casi acabando el siglo que nos hemos puesto como límite. Fue bastante generoso, tal vez excesivo, con la capital española:

"Tiene muchos magníficos edificios y es una de las mayores ciudades de toda España, pero me bastará decir que es casi tan grande como la ciudad de París". E, incluso, fue piadoso con el Manzanares. "El río que pasa junto a la villa no es hondo, pero harto ancho".



Bibliografía

Madrid en la prosa de viaje, estudio y selección, por José Luis Checa. Consejería de Educación y Cultura (CAM). Madrid, 1992

Artículos relacionados

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- El viaje de Cosme de Médici (1): Alcalá y Madrid
- El viaje de Cosme de Médici (2): Reales Sitios, Valdemoro, Torrelodones y Las Rozas