lunes, 25 de febrero de 2013

Las Galerías Piquer

Visitamos las Galerías Piquer, una de las señas de identidad más reconocibles del Rastro madrileño. Situadas en plena Ribera de Curtidores, haciendo esquina con la Calle de Rodas, estas instalaciones comerciales albergan alrededor de setenta tiendas, todas ellas de antigüedades, además de varias viviendas.



No se sabe a ciencia cierta en qué momento los anticuarios se establecieron en el Rastro. Ni siquiera se conoce cuándo surgió el concepto de antigüedades, tal y como se entiende hoy en día, aunque cabe pensar que se fue perfilando a finales del siglo XIX y principios del XX, a partir de los ropavejeros, traperos y quincalleros que operaban en la zona.

Algunos fueron verdaderos magnates. Éste fue el caso de Bargues, un trapero de origen galo, cuyo centro de operaciones estuvo en el número 29 de la Ribera de Curtidores, justo donde ahora se levantan las Galerías Piquer.

Se trataba de un enorme recinto, conocido como el Corralón del Francés, que se mantuvo durante varias generaciones, con figuras clave para el desarrollo del negocio de las antigüedades en el Rastro, como el matrimonio formado por María Bargues y Adolfo Aigueperse, un occitano nacido en 1841.

En la fotografía inferior, realizada por Ferriz en 1929, puede verse la Ribera de Curtidores con las casas bajas que, dos décadas después, serían derribadas para construir las Galerías Piquer. El Corralón del Francés se ubicaba entre las mismas.


Año 1929.

Las Galerías Piquer fueron inauguradas en 1950 por el entonces alcalde José Moreno Torres, en un acto que contó con la asistencia de Concha Piquer, a la que deben su nombre. No en vano la célebre tonadillera fue una de las promotoras del proyecto.


Año 1952.

El diseño corrió a cargo de José de Azpiroz y Azpiroz (1895-1967), un destacado arquitecto racionalista, con obras tan singulares como el Edificio Parque Sur, que, con la llegada del franquismo, hizo suyo el estilo de corte imperialista impulsado por el régimen.

Éste resulta muy visible en el espacio comercial que ocupa nuestra atención, con cubiertas de pizarra abuhardilladas, chapiteles en punta y columnas de orden toscano, todo ello de inspiración escurialense.



El conjunto ocupa un solar de planta rectangular. Un gran patio central -porticado en algunos tramos- actúa como distribuidor de las distintas tiendas, que se disponen en varios pisos. Aunque tal vez el elemento más significativo sea la torre de diez alturas, bajo la cual se encuentra el acceso principal.



Tal fue el éxito de las Galerías Piquer que, al poco tiempo de su apertura, se pusieron en marcha otros recintos similares, igualmente especializados en antigüedades y coleccionismo.

En 1952, las Nuevas Galerías comenzaron su andadura en el número 13 de la Ribera de Curtidores y en 1964 hicieron lo propio las Galerías Ribera, en el número 15.

12 comentarios:

  1. Hola Jesús,
    Siempre he alucinado un poco al entrar en este patio-plaza en el que casi no se escucha ni el bullicio rastreril y que incluso me transporta a una plazuela veneciana o florentina. La considero la parte noble de la Ribera de Curtidores, el barrio de Salamanca del Rastro, en contraposición a las almonedas de la plaza Vara del Rey que, por cierto, la mitad de ellas están echando el cierre.
    Bonito post, D. Jesús. Un abrazo.

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    1. Hola Manuel:
      Conozco a gente que tiene almonedas en el Rastro y es verdad que lo están pasando muy mal. Incluso los anticuarios de las Galerías Piquer están teniendo problemas... Si es que, con esto de la crisis, no nos salvamos nadie.

      Gracias por tu comentario. Un abrazo, Jesús

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  2. hola Jesús,
    Coincido totalmente con Manuel, este patio me ha producido desde niño la sensación de gran museo italiano y de cierta melancolía al imaginarme los lugares de procedencia de esas grandes fuentes y esculturas románticas.
    Enhorabuena por el post.
    Un abrazo.

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    1. Hola Antonio:
      ¿Verdad? Ver esas esculturas, esos jarrones, esas forjas... ahí expuestas da mucho que pensar. ¿A quién pertenecieron? ¿Qué habrá sido del lugar para el que fueron concebidos? ¿Cómo han llegado hasta ahí? Es una sensación extraña, entre tristeza y seducción.

      Gracias y un abrazo, Jesús

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  3. Hola Jesús,

    Este patio es uno de mis rincones favoritos del rastro. Personalmente el Rastro no me gusta, por eso paseo por Ribera de Curtidores en día de diario, y las Galerías Piquer para mí, son una auténtica joya. Y la torre... me recuerda desde pequeña a la Torre-Faro de Hércules,de La Coruña.

    Magnífico artículo como siempre.

    Un abrazo desde mi Madrid del alma :)
    Mayrit

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    1. Hola Mayrit:
      Es un auténtico honor tenerte de vuelta, aunque sabemos que siempre estás ahí. Me gusta mucho esa comparación que haces con la Torre de Hércules. No había caído en ello, pero es verdad que se parece mucho. Siempre que veía la torre de G. Piquer, tenía la sensación de que me recordaba a algo. Has dado en el calvo.

      Muchas gracias y un abrazo muy fuerte, Jesús

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  4. Hola Jesús

    En el siglo XIX, llegaron los chamarileros, las almonedas, los anticuarios, las tiendas de compra-venta de muebles y objetos de valor, prendas y alhajas, los comercios de libros antiguos. También se organizaron los Bazares y las Galerías. (elrastro.org)
    Las primeras galerías se organizaron en el siglo XX y fueron:
    Galerías Piquer (1950) en Ribera de Curtidores nº 29
    Nuevas Galerías (1952) en Ribera de Curtidores nº 12. Subiendo unas pequeñas escaleras de subida y bajada, se puede entrar en largos pasillos con cristales.
    Galerías Ribera (1964) situadas en Ribera de Curtidores nº 15. (fuente Conocer el Rastro Felix Moneo)

    El mejor escritor especializado en el tema mercántil, así como el Rastro, es José A. NIETO SÁNCHEZ, premiado por el Ayuntamiento por sus obras. Me falta su tercer tomo de Historia del Rastro y le conozco personalmente, ya que es, como lo fui en Ribera de Curtidores, vendedor en la Plaza del Campillo del Nuevo Mundo. A mí sí me gusta mucho el Rastro de los domingos y festivos, tan bien descrito por Gómez de la Serna.

    Saludos cordiales
    Anne

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  5. Hola Iris:
    ¡Cómo me gusta tu comentario! Bueno, tu comentario y tu presencia, que es todo un lujo. Muchas gracias por todos esos apuntes, que tanto enriquecen el artículo. La verdad es que la historia de El Rastro da para mucho. Resulta fascinante que conservemos un lugar con tanta historia y tantas historias a sus espaldas. La descripción de Ramón Gómez de la Serna, como buen madrileño, es magnífica.

    Gracias también por la bibliografía, que, sin duda, iré a consultar.

    Un abrazo, de todo corazón, Jesús

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  6. Hola Jesus. De pequeño me gustaba el Rastro, pero de mayor no, supongo que es porque hay un tipo de gente......bueno, y porque la ultima vez que estube, para hacer fotos, me intentaron robar dos veces.
    Esto quiere decir, que no conozco el lugar que nos has descrito, pero me ha llamado mucho la atención, asi que hare un esfuerzo y me pasaré a conocerlo.
    Un abrazo

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  7. Hola José:
    Te entiendo perfectamente. Una mañana de domingo el Rastro puede resultar agobiante, pero creo que tiene su encanto, dentro de lo malo del gentío. Es verdad lo que decían más arriba: las Galerías Piquer son como un oasis dentro del Rastro. Es un lugar muy curioso y muy fotografiable.

    Un abrazo y muchas gracias, Jesús

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  8. Yo también he pensado siempre que ese patio no pega en su entorno y una vez que entras es como si estuvieras en un lugar totalmente distinto del que se encuentra. También decir que yo iba al rastro todos los domingos cuando era adolescente con mis amigos, que una vez recorrido acababa en los puestos de vinilos. Hoy hace ya muchos años que no lo visito...

    Por cierto, he estado leyendo tu post de la Torre Dorada y me ha encantado, luego pasaré de nuevo a comentar.

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  9. Gracias Bélok. Me alegro de que te haya gustado este artículo y el de la Torre Dorada. Creo que lo mejor del Rastro es ese fin de fiesta que comentas, de ir a tomas unas cañitas o unos vinitos. Es una delicia.

    Gracias nuevamente. Un abrazo, Jesús

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